Curioso. Empezamos nuestras vidas siendo creados dentro de un vientre y
terminamos consumidos sobre la tierra hasta convertirnos en polvo, como si eso
simbolizara que las bienvenidas son cálidas y las expulsiones necesitan su
toque de frialdad. No importa, son hechos naturales, que entiendo que muchos
sobre la Tierra no se atreven a enfrentar, y es que como decía Nietzsche, el
precio que se paga por vivir es la muerte. Vida y muerte son complementarias,
no podemos experienciar una sin someternos a la otra. Punto.
Pero bueno, de lo que quiero hablar es de que se me ocurrió una idea
para que nuestra muerte sea mucho más que convertirnos en polvo, de lo que
puede ocurrir entre ambos episodios: desde la vez en que mamá da a luz hasta la
ocasión en que morimos. O en palabras existenciales, desde que somos arrojados
hasta que nos expulsan. O, ¿por qué no?, en palabras humanistas, ¡desde que
llegamos hasta que nos vamos!... pero... si llegamos y nos vamos, ¿de dónde
llegamos? ¿y a dónde vamos?... Mmmh, prefiero dejarlo con el enfoque
existencialista (por ahora).
Entonces, nacemos, y naturalmente somos insertados dentro de un núcleo
familiar, social y cultural, donde, sin haberlo determinado, ya tenemos montón
de parentescos, reglas, costumbres, tradiciones, dogmas, qué se yo, que pronto
serán parte de nuestra identidad... Ya todo nos estaba esperando, todo está
listo para recibirnos, así que sólo es cuestión de nosotros tener la capacidad
para adaptarnos a eso... "¡qué simple!"... digo, no esperemos que sea
"todo eso" lo que se adapte a nosotros, cuando somos nosotros quienes
apenas vamos llegando... y no, la verdad es que no es simple, sino lo
contrario, es un gran reto que nunca termina de superarse, nuestra constante
adaptación y readaptación es un hecho de todos los días y, como decía Freud, el
origen de la neurosis. Por eso es que estoy de acuerdo con él en que todos
somos neuróticos. Y no es para menos. Vivir en este mundo es mucho más que
complejo. Somos valientes por mantenernos vivos llegada la noche, y somos
guerreros por poder llegar sanos y salvos a un cumpleaños más... por eso es que
para mí festejar cumpleaños es algo más que pastel y abrazos de
"felicidades", para mí es un homenaje a quien no se rindió y tuvo
suficiente fuerza para llevarse a sí mismo a través del tiempo hasta ajustar un
año más 'viviendo'.
Como dije al principio, circunstancialmente nos hacen aparecer en este
mundo para, en consecuencia, desaparecer de él, y es asunto de nosotros
sobrevivir... algo así como lo dijo Nietzsche: "Desde que nacemos, nacemos
para morir".
Sin embargo también dijo: "[...] pero debes amar para vivir"*.
Y es este último punto el que deseo tanto rescatar. Porque aunque mi reflexión
parezca pesimista, para nada lo es.
Pues bien, hagamos de cuenta que entonces somos arrojados en este mundo,
solos, e indefectiblemente crecemos, también solos (como seres individuales),
porque aunque tengamos tantos vínculos con otros, unos (previamente)
determinados y otros (posteriormente) elegidos, al final del día somos nosotros
lo único que tenemos, lo único que somos... así mismo somos
como un "holón" desde el enfoque sistémico, porque solos, sin nadie
más a nuestro lado, ¡ya estamos completos, ya somos un todo!... sin embargo
también pertenecemos a relaciones que conforman otro todo que, a su vez, forman
parte de un todo más extenso... individuo como parte de una familia, familia
como parte de una sociedad, sociedad como parte de una cultura...
Así es que nos desarrollamos solos como seres completos que necesitan
complementarse. Ese es mi presupuesto. Y entonces tenemos de tres a fin de
cumplir lo que dijo Friedrich Nietzsche: *una es la opción romántica, creer que
sólo es cuestión de tiempo para conocer a nuestra alma gemela porque es cosa
del destino que ella tenga un encuentro con nosotros, otra es la opción
dependiente, pensar que no tarda en que aparezca nuestra media naranja porque
de todos modos no puede vivir sin nosotros ya que es sólo una mitad que nos
necesita para completarse, y bueno, una opción más realista, reconocer que
nadie está destinado a nadie, y nadie necesita de nadie en ese sentido, esa es
la verdad aunque muchos pretendan vivir como si fuese lo contrario... sí, la
verdad es que tenemos la "libertad" de elegir a quién queremos como
pareja, y escribo libertad entre comillas por dos cosas: una, porque los seres
a quienes elegimos ya están vivos -aunque se lea obvio- no existe la
alternativa de crearlos a nuestra imagen y conveniencia a fin de cumplir con
nuestro ideal de pareja; a pesar de que en nuestra neurosis colectiva suela
actuarse como si se tuviera la "espinita" de esa posibilidad, no es
así, ya son egos hechos y derechos, se desarrollaron paralelamente a
nosotros... y dos, una vez que elijamos a alguien como pareja, falta que él nos
elija a nosotros... por estos dos "pequeños" detalles no hay libertad
absoluta (para mí) en elegir pareja. Pero no importa, son detalles con los que
se aprende a vivir. Y son lo de menos, ya que el verdadero detalle es aprender
a amar...
Nadie nace sabiendo amar, nadie. Y si a lo mejor es un sentimiento
innato, lo es sólo en potencia. Y eso lo sé empíricamente... quiero aprender
verdaderamente cómo amar a mi pareja, porque aunque sé que lo amo, siento que
puedo amarlo mejor.
Supongamos pues que A conoce a B por casualidad (casualidad es en lo que
creo), A elige a B como pareja y B también elige a A como la suya. Lo cual ya para empezar es extraordinario... ser correspondidos es
todo un hecho mágico... como dice Walter Riso: "Coincidir con una persona,
mental y emocionalmente, es una suerte, una sintonía asombrosa y casi siempre
inexplicable". (La cuestión que aquí no se discute es la probabilidad de
que la atracción de esta pareja de una por la otra se haya dado debido a sus
heridas emocionales correspondientes en su infancia, que se complementan entre
sí a la perfección, "como en una especie de vals" -diría Robin
Norwood, lo cual yo creo que es así siempre mientras los individuos no sean
conscientes de ellas).
Y si de por sí vivir con nuestro propio Yo y relacionarlo con el mundo
puede ser complicado, ahora imaginemos involucrarlo con otro Yo íntimo... con
una pareja... ¡vaya lío en que A y B se han metido!
Un microcosmos eclipsándose con otro microcosmos... y aunque para el
(macro)cosmos este acto no signifique nada, porque "desde allá" ni
siquiera se alcanza a visualizar la unión de estos dos seres, sí, aunque en
realidad la existencia de esta pareja desaparezca en la vía láctea, entre
ellos, estos dos egos enredados, ya ha ocurrido auténticamente la creación de
un nuevo mundo... para empezar ¡dos egos diferentes! sencillo sería si
habláramos de dos egos totalmente iguales, pero eso es imposible, así que son
mezcla de dos madres, dos padres, dos crianzas, dos estilos de educación, dos
modos de comunicación, dos lenguajes internos, dos tipos de costumbres, dos
conjuntos de gustos y preferencias, dos equipajes de carencias y necesidades,
dos patologías... ¡dos psiques!... o en palabras
de Julio Cortázar: "Somos tan complicados nosotros, tan llenos de
misteriosos resortes, de resonancias secretas, de alianzas y hostilidades, de
encuentros y desencuentros. Jugamos un ajedrez casi demoníaco y
maravilloso"... por lo que ocurre lo
esperado: una revolución... a pesar de que lo que nosotros alcanzamos a ver sea
sólo "dos personas tomadas de la mano en el parque".
Son A+B=¿C?... No, es igual a todas las combinaciones posibles con todas
y cada una de las letras del abecedario en todos y cada uno de los idiomas
existentes y por existir en este y los millones de universos cohabitantes.
Lograr conciliar dos egos bajo un mismo techo. ¡Menuda tarea! Por eso
admiro, admiro, y no dejo de admirar a aquellas parejas que están
juntas hasta su muerte. O mejor dicho, hasta la eternidad, su eternidad.
Porque, ¡qué fácil es amarse como seres espirituales! El verdadero reto es
amarse como humanos, aquí, en esta vida mortal y cada vez más caótica. Creo que
estas parejas comprenden que, aunque ambicionen una eternidad juntos, saben que
cumplir tal promesa es un trabajo de día con día.
Por lo que con el título y el desarrollo de mi nota quise decir que si
todos somos neuróticos y seres tan complejos, el matrimonio no es apto para
nadie, por eso quienes se atreven a llevarlo a cabo merecen más que mis
aplausos.
Y desarrollando lo que dijo Nietzsche, considero que a eso se refería
con "amar para vivir", porque si "nacemos para morir", no
nacemos para vivir... para vivir necesitamos amar... hasta morir... lo cual
tiene un efecto paradójico porque si somos suficientemente valientes para amar
al otro hasta nuestra muerte o su muerte, logramos que morir se convierta en un
simple intermedio, prolongamos nuestra vida, trascendemos la vida hasta la
eternidad... y dejamos de amar para vivir, porque ahora vivimos para amar.
Así que afortunados son quienes, arrojados en esta tierra, logran
recoger a un compañero eterno antes de ser expulsados (porque saben aprovechar su paso por esta tierra no yéndose con su
mano vacía). Digo yo.