domingo, 16 de diciembre de 2012

Costumbre inexistente

Tal vez acostumbrarse a la rutina no sea malo después de todo.

Si me acostumbrase a tus brazos y tú a los míos, si cada mañana me acostumbrase a sentir tu cuerpo junto a mí, tal vez y sólo tal vez sería una costumbre que bien podría acostumbrarse al primer minuto de tus labios con los míos escuchando Magic Spells de Crystal Castles, y si sucediese algo más pues yo me acostumbraría a una rutina indecorosa, donde nadie se enterase más que las constelaciones que se reunirían para observarnos, yo me acostumbraría, sin duda, a volar hacia otros planetas con tan sólo internarme en tu mirada.
Esto es sólo una posibilidad porque también cabe pensar que me acostumbraría a tu olor, a tu esencia, y de ahí no podría despegarme (pegarme a ti para siempre se sentiría tan delicioso).
Mi cuerpo y espíritu -perfectamente- compenetrados esperando un asunto tuyo que no tienes muy resuelto. Y pensar que...
Tu tacto y tu olor serían la unión de algo absoluto que es tardío, y aun así espero. Sigo esperando a que llegues.
Acostumbrarse a la rutina no suena mal después de todo, si mis ojos están destinados a arrullarse en tu pecho.
Mientras duermo, no sé si duermo o estoy despierta pensando que duermo, tú esperas, está bien, ¿tú esperas? ¿esperas por mí como yo lo hago por ti? ¿si a caso buscas por mí en tu tiempo libre?

El agua sólo cae pero no cierro el grifo, me gusta el canto que expresa y me hace imaginarte, es que curiosamente todo lo bello me recuerda a ti, y eso que no te conozco, como la flor que espera ser concebida por un sol, ellos en sintonía, ella necesita de él, y son sintonía, pero una sintonía destinada a un nunca, pues jamás se conocerán y ellos lo saben pero aún así ella vive por él, el sol está tan lejos… bueno, pero así no te siento a ti, ¿quién dice que tu bendito recuerdo valga más que yo?, por mí que venga un extraterrestre y te lleve con él... pero que me deje su dirección para de vez en cuando ir a cargarme de vida.
De vez en cuando acostumbrarse a una rutina no está mal, si tu boca esperase un beso mío cada cualquier día de la semana, a mí no me importa qué día sea hoy ni la hora, no sé ni dónde estoy ahora si no te tengo. Es que no te tengo, no te encuentro, ¿dónde andas?
Podría no quererte porque no llegas, pero no me hace bien; amarte, sin embargo, me hace muy bien aunque tú no lo sepas. ¿Tendrás un segundo para leer esto? No importa, ni me conoces.
A lo mejor este escrito es algo para nadie, tal vez nunca llegarás a leerlo porque no existes, o existes pero no te conozco, sí, quizás esta tonta reflexión de una mujer esperando por ti es sólo un maullido hacia un hombre que no ha existido… ¿o si?... no sé, ¡llega! ¡te extraño!
Me gusta pensarte, aunque me las averigüe para pensar en tus características, ¿cómo serás, amor de mi vida?... el color de tu piel cambia en cada sueño mío, no me he decidido si eres mejor en piel clara o morena, aunque prefiero que sea clara… sobre tu complexión, a veces robusto, a veces delgado… tus labios siempre son los míos al igual que tus brazos que sólo piden llenarse conmigo, casi nada cambia cuando de repente se nos ocurre borrar el cielo y ver qué hay más alla, ¿recuerdas la última vez? Las estrellas abrazaban todo el planeta con su luz, así como con Wandering Star de Portishead, no sé si sepas que quiero con tantas ansias hacer el amor contigo al compás de esa pista… seguido sueño que me haces tuya, y esa canción, de fondo. “¡Ámame con Wandering Star!” –grita mi organismo, porque desea que su primer orgasmo sea contigo.

¿Ves que acostumbrarse a lo habitual no es tan malo como todos afuera están diciendo? Viven la vida sin vivirla porque aman lo vano, lo que no es para siempre, no sé si tú y yo seremos para siempre, o si al menos seremos para un día (digo, estos días sigo terminándolos sin conocerte en persona)… pero estoy segura de que esto vale más que un trabajo en un puesto muy alto en un comercio reconocido en la ciudad más prestigiosa del mundo.
Estaré loca. ¿A quién le estoy hablando? Qué más da. Algo adentro de mí me inspira a escribirte, no estoy loca; Ese ‘algo’ me hace intuir que sí existes, y que serás para mí en un tiempo, te conoceré y me harás el amor, como estoy soñando cada noche.
Desde la nada me abrazas, por eso estoy agradecida. No puedo mencionarte, aún no. No tienes nombre todavía en mi memoria, tu nombre existe y hasta tienes apellidos, pero no me los sé, no me los has dicho, ni siquiera tu fecha de nacimiento.
Me desintegras cuando intento ser, pero soy para ti, y espero por ti, y es algo a lo que me he acostumbrado. Eres precisamente lo que espero cuando espero.

Tú no existes, yo estoy desvaneciendo. Existe, aparece, conóceme. Ya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otra vez para Anayantzin: