domingo, 31 de marzo de 2013

Negociando con mis sentimientos


Negocié con la desolación,
Nuestro trato fue que haría lo que fuera por ella
Excepto lastimar un corazón más,
Incluyendo el mío…
Negocié con la pena,
Quedamos que estaría conmigo sólo si yo lo permitía,
Y permanecería hasta que yo decidiera alejarla.
Apenas y pude negociar con la apatía,
Estuvo de acuerdo en que sólo se presentaría
Cuando yo ya no tuviera motivos para sonreír.
Negocié con el enojo,
Como es natural, me dijo que estaría a tiempo
En cuanto me frustrara con facilidad.
Fue doloroso negociar con la fragilidad,
Me explicó que aparece en mis inseguridades y
Puede cometer en mí muchos errores.
No pude negociar con la depresión,
Insistió en que este jueguito
De “las negociaciones” es una tontería;
Y que de ésta no voy a poder levantarme,
Y ahí estará ella para acurrucarme.
¡Le digo que no es así!, y no lo considera.
Pero bueno, no me pondré a discutir porque
Es creer que es posible.
Negociar con mis fobias me dio miedo,
Pero sí lo hice…
Estaré tratándolos a falta de fortaleza.
Negocié con la confusión y la incertidumbre,
Ellas se esfuman cuando oro fervientemente a Dios.
Negocié con el ocio,
Carece de validez cuando obtengo un sentido a vivir.
Aparece cuando doy cabida a la pereza… sencillo.
Eficaz fue negociar con la alegría,
Me dijo que está disponible para mí las 24 horas,
¡Qué accesible!
Se encuentra en la apreciación y contemplación:
De los rayos del sol, de una canción, de la risa de un bebé;
En el sabor de la comida, en un abrazo,
En dormir y poder despertar,
En un atardecer…
Pronto negociaré con el amor,
Estoy pensando en decirle que
Mejor ya no llegue
Hasta que traiga consigo la persona indicada L.


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