martes, 19 de marzo de 2013

¿Valdrá la pena?

Estoy nerviosa…
No sé si hoy en día algo valga la pena…
Sí, otra vez es Anayantzin ensimismada, hablando sobre ella misma y su cuestionable existencia…
¿Valdrá la pena cada día despertar y orar?...
Me despierto todos los días cuestionándome porqué los que más he amado se han tenido que marchar… no me da pena que demás se enteren de lo que ahora no puedo evitar sentir… de alguna forma –extraña y dudosa forma- soy humano, y puede que entre tantos, alguien se sienta igual…
Un día mi hermano contrajo matrimonio, y yo no sabía qué estaba pasando… sólo sabía que tenía que adaptarme a mi nueva vida sin él, al menos sin él en casa, y eso era lo que importaba, “¿de qué me valía saberlo sin tenerlo?”. Mi segundo hermano dijo adiós un par de semanas después… aun me pregunto cómo es que pueden “vivir” mis dos hermanos sin verse uno al otro desde hace 12 años… Todo lo que creí permanente resultó no serlo, aun inocentemente creí que mi padre se quedaría en las veces que venía a visitarnos, (“esta vez sí”, decía yo) ahora realmente no creo ni un pi de lo que su confusa boca habla…
Todo eso me ayudó a crecer… supongo; pero hoy, hoy me sorprendo a mí preguntándolo todo…
Cuando creo estar mejor, bien, veo vídeos caseros o fotografías… Suficiente para dejar de estarlo… mi hermano menor se siente igual que yo, en una lucha constante e incesante entre lo que es su nueva familia formada y su familia de crianza, una dualidad, una distancia entre dos países.
¿Valdrá la pena, de verdad?
La otra vez vimos un vídeo sobre los planetas en youtube… al final nuestro planeta no era ni siquiera una pelota, ni un punto. Sino desaparecía, literalmente, al mostrar planetas más grandes… no somos nada, y yo me encuentro ahora llorando por unos seres humanos. Qué trivial.
Sigo buscando “algo”, con el que no logro dar; pertenezco a una religión que de pequeña me lo dio todo, sencillamente todo, me forjó, me dio valores, principios y enseñanzas, ahora me encuentro rechazando todo lo que venga de ella, peor es no saber porqué, (ni siquiera es que dude, tan sencillo como fuera eso) y tomando otros caminos como lo es lo místico, la magia, el tarot y la transmutación. Lo peor es que temo que eso que ando buscando se encuentre dentro mío, eso sí da miedo, y no la saga de Saw… Creo que es por preferir enfocarme en cómo me ven los demás. Es mucho más “fácil” echar un vistazo a un reflejo mío, de lo que es verme completamente. Por lo menos eso es lo que pienso inconscientemente. Aunque de cuando en cuando se hace evidente que estoy gastando demasiada energía al tratar de comprender lo que otra gente ve de mí, y ajustando así mi conducta a sus expectativas. Es agotador llegar al final de un día normal.
A veces predico sobre la importancia de la soledad, “platicas internas”, el valor de la introversión, pero quién soy yo, paso la mayor parte del tiempo conmigo misma y ni siquiera me conozcoCuando digo conocerme finalmente, resulta que ya he cambiado.
¿Qué fue en un principio?...
Me he visto a mi misma en alguien, y ya le hablado de lo que siento y pienso, lamento decir que tengo miedo… me abrí con ese conocido-desconocido ser… tengo miedo de sentir esto que siento nuevo… imagino si así exactos son los eclipses… me da miedo, perderme… saberlo existente…
Voy con un grupo de compañeros, algunos me llaman “cielito” con ternura, y me abrazan, dicen estimarme pero yo no lo siento… tengo miedo de familiarizarme con ellos, y más miedo me da saber que es inevitable. Por eso siempre deserto de todo, nada termino, sólo digo adiós antes de colocarme en un sentido de pertenencia… esta vez sí quiero terminar, no sé porqué.
Hay días que siento muy seguro saber que hay “alguien” supremo que me entiende, y no juzga que a veces lo juzgue, le pido que no me olvide aun cuando yo me haya olvidado de él… o ella… Es un dios no-egoísta, no es creado por los humanos ni movimientos ni nada limitante, porque comprende la necesidad de todos por alcanzar la felicidad… sí, sueño de todos, y creo que lo que nos hace diferentes uno de otro son las herramientas tan peculiares que tomamos para alcanzarla; algunos dicen encontrarla en una religión (yo quisiera), otros en el comercial de un nuevo modelo de auto… ni hablar… sé que entiende dios nuestro afán, y el porqué a veces nos alejamos tanto de nosotros mismos, unos con otros y consigo mismos, en ambos sentidos, nos aislamos, de alguna manera, para encontrarnos.
De pequeña me encantaba una película, su nombre era “Sally Marshal no es un alien”… la veía una y otra vez, me gustaba ver cuando Sally realmente sí era un alien, y partía de este planeta a ser donde era.
Cuán añoro volver a ser niña… el niño todo lo cree, se deja guiar sin apuro, es espontáneo, natural… Llegué a ser como niña aun en la edad adulta por algún tiempo, pero hubo “otro tiempo”, no sé cuándo, por ahí de los 17 años, empecé a dudar, a cuestionar, a juzgar y prejuzgar, a ponerle a todo miles de etiquetas, a categorizar y, por qué no, a criticar y sentirme criticada... empecé a dejar de ser. Ya no sé si es normal, pero ¿valdrá la pena?... me sorprendo aquí sentada frente a esta máquina escuchando a Ludovico Einaudi; escribiendo de no sé qué, en un intento apresurado por desahogar…
A mí me fascinan los gatos, cuando veo uno es mi máxima expresión de ternura. Me gustan los bebés también y otras cuestiones cursis como el rosa.
Extraño gente, y no quiero.
¿Qué es la vida? ¿Qué es el ser humano?
¿Valdrá la pena simplemente intentar resolverse? Pero es que no encuentro de otra, o eso, o despertarse, levantarse, tomar un desayuno, tomar un baño, vestirse, y partir de “casa” a “cumplir con las obligaciones”, regresar, entrar a casa, hacer tareas laborales, escolares y hogareñas, prender tv para “volver a salir de casa”, dormir… figurar que nada ha cambiado, al menos no con la propia existencia…  sí con el mundo… los noticieros y algunos artículos dicen que estamos evolucionando… lo deducen por eso de “la tecnología”, pero ¿realmente?... ¿valdrá la pena dicha evolución? Tanto sé mucho que me doy cuenta que no sé nada… Pudiera mencionar qué piensa mi religión al respecto, o la gnosis, también el budismo, y todas esas finas corrientes en que me he involucrado… pero concluyentemente me quedo sin nada…
Volar es lo que quiero… al menos por ahorita; porque “quiero por temporadas”.
¿Por qué mi papá jamás me ha dicho te amo? Es una pregunta retórica, verdaderamente no quisiera que fuese contestada; sólo se me hace curioso… y anormal, conforme a mi propia experiencia… pero sí, creo abiertamente como posibilidad que no lo diga porque simplemente no lo sienta, ¿y qué?... me agrada pensar eso porque entonces creo que de su boca salen puras cosas sinceras, ¿para qué decir te amo si es una farsa? Así quiero ser yo, así soy yo… intento crear coherencia entre lo que siento y expreso. Love is a mystery dice Ludovico Einaudi, y también el no-amor es un misterio… ahora veo… Tengo un amigo huérfano que se le ve muy feliz… “él no es trivial como yo”, a veces pienso. Porque no se estanca en preguntas que no dependen de él… sino es a medida que puede.
Hay cosas que me duelen, como ahora que encuentro mi casa tan vacía, como lo ha sido desde hace 10 años… y hay cosas que me hacen feliz, intento que sean cosas dependientes sólo de mí, como cuando mi cuerpo me hace un llamado de tener sed… yo le correspondo, y siento cómo es que puedo cumplir con mis necesidades vitales…
No sé qué sea para mañana, ¿valdrá la pena predecir el futuro? ¿O dejarse llevar por la corriente?
Veo por mi ventana a los bípedos televisivos, a veces me dan nauseas, pero los dejo ser… bastante tengo con yo no-ser. “Ellos son felices”, pienso… “al menos”…
Sí, muy probable es que todo esto que escribo en Word lo pase a Blogger… ya de a poco he pasado de ser una lápida a una feria abierta 24/7… Sí, es muy probable que todo esto escrito sea brote de una crisis existencial o personal, ¿pero cuándo acabará? No le veo fin, y ni siquiera razón… ¿valdrá la pena?... algunas veces la diviso, pero no estoy segura…
Las personas nos hacemos aparecer ante otras por alguna razón, a veces extrañas e insoslayables razones… sólo quiero imaginar que apareció por una importante.
Quiero amar.
Ya no sé cuántos escritos tenga sobre lo que siento y otros sobre lo que pienso, acerca de cosas, son muchísimos, unos en Word, carpetas “llenas”, muchos ya en blogger, otros en mi usb… algunos en mi cabeza… unos hasta en metroflog.com… yo no sé, escribir es de las pocas cosas en donde no tomo control, y, en cambio, me dejo llevar.
¿Valdrá la pena vivir? ¿Sin poder tener jamás la certeza –excepto por medio de fe- quién te autorizó estar acá o qué te obligo a existir? Yo creo que sí, sólo es cuestión de encontrar un sentido personal y buscar fe, aunque sea debajo de las rocas de esta roca grande en que nos plantaron.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otra vez para Anayantzin: