domingo, 10 de marzo de 2013

Un poco sobre axiología

La axiología es una rama de la Filosofía, que estudia la naturaleza de los valores y los juicios de éstos (juicios valorativos); tanto positivos como negativos.
La axiología se aplica principalmente en Estética, y Ética (se valora moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones) que se subdivide, a su vez, en metaética, cristiana, empírica, utilitarista, revolucionaria y bioética, estudiando así los valores más específicamente, por ejemplo, enfocado a bioética se defienden los valores pertenecientes a "la vida".

Podemos hablar de que cada uno poseemos una axiología personal (creada por nuestras experiencias acumuladas en nuestro cerebro), o también perteneciente a una comunidad, como, digamos, axiología religiosa. Pero hablando de "los valores universales" estaríamos hablando de una axiología general, porque, se supone, deben aplicarse en todo momento y en todo lugar.

Yo más bien quiero "hablar", y sólo una introducción, acerca de nuestras axiologías individuales o personales. Si establecemos a un grupo de individuos los siguientes conceptos o valores: Amor, Familia, Salud, Amigos, Dinero y Trabajo, para que los acomoden en nivel de importancia, sabemos sin duda que cada uno tendería a acomodarlos de acuerdo a sus datos y, por tanto, difícilmente se coincidiría con el orden exacto de otro. Es así como podemos hablar de que cada uno poseemos nuestra propia axiología. 
Constantemente vemos cómo nuestra axiología "choca" con la axiología de otro, originando conflictos, porque lo que para uno puede ser importante para el otro no lo es tanto. O cuando alguien hace un juicio valorativo no sólo dependió del objeto al que está valorando, sino de sus propios "datos acumulados", lamentablemente a veces tomamos lo que no nos corresponde, sin razonar que "su axiología es la que habló", la que opinó y no "la verdad en sí", (que no es un sentimiento ni una idea, no es "datos acumulados", es insoslayable, independiente). No intento plantear un cambio de nuestra axiología,  porque por más cambios que hagamos jamás podríamos establecer un acuerdo entre todos para definir "lo que sí es importante y lo que no lo es",  y porque sin embargo, no es constante -cambia incluso mediante el sincretismo- sólo pretendo hacer reflexión en que los juicios (de valor) personales,  o sea opiniones, críticas, comentarios... tienden a ser, obviamente subjetivos, es así como percibimos nuestra propia realidad, y por tantos, son faltos de certeza.
¿Podremos llegar a ser suficientemente objetivos para comenzar abrir nuestra boca?.

Para Max Scheler... cuando se responde a algún valor, pero sin ponerlo en conexión con su depositario personal (cuando uno se compadece de otro sin ninguna dirección amorosa hacia él, por ejemplo), el carácter incompleto de la actitud correspondiente resulta hiriente para el otro. 
La axiología de la persona de N. Hartmann, en vez de identificarse toda ella con sus actos axiológicos, los objeta previamente a su realización cada vez que los pretende (ser amoroso, por ejemplo). Y al proponérselos advierte que ha de prestarles la energía que los haga efectivos. Así pues, antes que realizadora en acto, la persona es sujeto potencial de los actos que todavía no ha realizado. Su lugar ontológico se sitúa en el punto de intersección entre las determinaciones causales del mundo de la naturaleza, al que ella misma como sujeto pertenece, y las determinaciones valiosas objetivas que la motivan. Y su valor propio como persona se cifra en su aptitud para convertir los valores que ha captado en fines de su actuación, así como para abrir a los valores las nuevas determinaciones que reciben con la acción. Ambas características son posibles por la autodeterminación.
...Cada vez que la persona actúa moralmente se sobrepasa a sí misma, al introducir un novum creativo, no derivable de sus capacidades ni de sus tendencias. H. E. Hengstenberg lo designa con la fórmula paradójica de que la persona, es más que ella misma. Con las realizaciones morales se convierte el sentido (Sinn) en directivo de la intención (Gesinnung) a favor de las pre-tensiones constitutivas que provienen de los entes. Al consistir la decisión originaria en el abrirse o cerrarse correlativo a estas pretensiones, trasciende todo motivo determinado y presta su creatividad a los actos morales particulares y motivados, en los que la decisión anterior se prolonga inseparablemente.

Así, por ejemplo, para poder dar un consejo a alguien (acción moral particular) es preciso que la persona esté abierta originariamente hacia el bien del otro (predecisión creadora orientativa).


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