lunes, 11 de febrero de 2013

"La verdad, tu verdad y mi verdad"

En la psicoterapia humanista.

Cuando hablamos del proceso de desarrollo y el proceso terapéutico suele salir a colación la existencia de la verdad objetiva y de las verdades subjetivas. Considero que éste es un tema de suma importancia en el proceso terapéutico.

Para evitar diferencias de tipo semiótico, y favoreciendo el uso de lenguaje para el proceso de comunicación entre nosotros, parto de la definición de la Real Academia de la Lengua Española:

"Verdad:
1. f. Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.
2. f. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa."
(http://lema.rae.es/drae/)

La verdad es la adecuación entre el entendimiento y la realidad. Por eso depende más de lo que son las cosas, que de la persona que las conoce o desconoce.

Los mecanismos de defensa los utiliza el yo inconsciente para hacer frente a la realidad, deformarla y preservar la imagen que se tiene de sí mismo, es una forma no saludable de adaptarse. 

"La exploración y [...] búsqueda de la realidad de su sí mismo: dolorosa y difícil [...] aún más dolorosa cuando los clientes se abocan a la tarea de abandonar las actitudes cuya falsedad antes ignoraban. La remoción de una máscara hasta entonces considerada una parte muy real de uno mismo puede ser una experiencia profundamente perturbadora" (Rogers, 2002, p. 123). Desprenderse de esa "verdad" subjetiva no correspondiente con la verdad será difícil y dolorosa, pero siempre necesaria para la salud mental y la plenitud.

La "verdad subjetiva" aparece entonces cuando la inteligencia prefiere ahorrarse la valentía o el disgusto de ver las cosas como son, e inconscientemente ve la realidad según sus propios gustos o deficiencias: la verdad ya no se descubre en lo que es, sino que se inventa a partir de las necesidades de cada persona. Erich Fromm llama a este estado de la inteligencia, la inteligencia manipuladora, la inteligencia que deforma la realidad (1991).

En el estado, según Rogers, más alejado de ser persona, "los sentimientos y significados personales no se reconocen ni se admiten como propios, no se reconocen ni perciben los problemas" (Rogers, 2002, p. 123).

No me puedo aceptar si me he deformado, no puedo ser espontáneo si no soy yo realmente, sino una deformación (Maslow, 1989).

"¿Estoy suficientemente seguro de mí mismo como para admitir la individualidad del otro? ¿Puedo permitirle ser lo que es...? )" (Rogers, 2002, p. 57), no lo que yo pienso, me imagino que él es, según "mi verdad". Sin este punto, no podría continuar con: "¿puedo aceptarlo tal cual es? [...] ¿O puedo recibirlo solo de manera condicional, aceptando algunos aspectos de sus sentimientos y rechazando otros abierta y disimuladamente?" (P. 58).

Las personas que se autorrealizan no necesitan asbtraer cualidades en objetos y personas que satisfagan sus necesidades insatisfechas. "El perceptor debe poseer un respeto especial por la naturaleza del objeto [...] capaz de adecuarse pasivamente a la naturaleza de las cosas; determinado por la estructura intrínseca de lo percibido ¿contemplas el mundo real y concreto, o estamos contemplando nuestro propio sistema de rúbricas que hemos proyectado?" (Maslow, 1989, pp. 9-10). De conocer así a la persona, podemos amarla como es: el amor del ser en contraposición del amor deficitario.

"Confirmar significa [...] aceptar la total potencialidad del otro [...] Puedo reconocer en él, conocer en él a la persona que ha sido [...] creada para transformarse [...] esta potencialidad que [...] ahora puede desarrollarse, evolucionar" (Rogers, 2002, p. 60).

Antonio Machado:

"¿Tu verdad? No, la Verdad, 
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela."
(www.poetasandaluces.com) 

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