viernes, 8 de febrero de 2013

Un sentido y la crisis existencial

Sentido: Razón de ser, finalidad o lógica que tiene una cosa || orientación en que se mueve un cuerpo o dirección que sigue una línea.

Crisis existencial: Suele traducir cambios en la homeostasis psíquica personal. Implicando la presencia de una permuta parcial en la identidad personal ("me siento otro") y en la percepción propia ("pienso de manera distinta").
La crisis generalmente se desata luego de una pregunta existencial. Se desencadena 
con la formulación de una pregunta básica, "¿cuál es el sentido de mi vida?" o "¿por 
qué nunca soy feliz?", pregunta que puede adoptar muchas otras formas como "¿para 
qué vivo?", "¿qué hago yo en este mundo?", "¿qué haré con mi vida?", "¿existe vida
después de la muerte?" o "¿de qué sirve la vida si todos vamos a morir?". Las preguntas generalmente llevan a la conciencia de mortalidad y finitud del individuo así como a la certeza de la imposibilidad de llevar el tiempo atrás.



Jamás me pregunté por el sentido de mi vida. No era algo del que sintiera necesidad de saber.
Yo creí que el sentido de mi vida estaba preestablecido, o una cosa así. Creí que el sentido a mi vida lo iba dando la rutina y esas cosas que hacía por inercia. Pasar de la primaria a la secundaria más cerca, después a una preparatoria más o menos pasable; hacer actividades conforme a mi edad, salir a jugar stop, escondidas, desayunar, comer y cenar, bañarme todos los días, decir no a fumar cigarrillos o a probar alguna droga, aprender a andar en bicicleta; ver mi cuerpo crecer, tener novio, mi primer beso, sacar buenas calificaciones y también faltar a clases con cualquier excusa, ir a clases extracurriculares, asistir a una religión inculcada y realzar las creencias; hacer nuevos amigos y algunos enemigos; llorar, reír, emociones, sentimientos y pensamientos adquiridos.

Hasta que un día terminé preparatoria...

Como siempre me habían puesto qué hacer, cómo moverme de una etapa a otra (a qué escuela ir, qué camiones tomar...). 
Pero esta vez era diferente, por primera vez nadie podía decidir por mí. Qué carrera elegir: cuestión que no sabía.

Fue cuando supe que, una de dos, mi vida nunca tuvo un sentido o perdí el sentido que mi vida tenía.
¿Qué sigue? ¿qué hay que hacer? ¿a dónde ir? ¿a dónde huir?
No sabía si terminar con mi vida era tan buena opción como todos en la red lo describían, al fin ¿cómo ellos lo sabían si seguían con vida?
La incertidumbre, la depresión, eran mucho más de lo que creí alegar.
Creí que estar lejos de todo y de todos sería una excelente oportunidad para encontrarle (o reencontrarle) sentido a mi vida. Fue como recorrí Estados Unidos con mi mochila y escasos dólares intentando averiguar en qué rincón se había escondido el sentido de mi vida, si tal vez se escondía tras el trabajo que me ofrecían más para allá, o en la sonrisa de mi compañero de clases Bingzhuo (ahora ha de estar en su natal China, o quién sabe donde) -de verdad lo creí- mi sentido suponía estar en alguna persona o en algún lugar, quizás dentro del tren o bajo la nieve, sólo no debía rendirme, si no "qué chiste tenía haber dejado mi zona cómoda a cambio de regresar con las manos vacías". Creo que de no ser por mi gran necesidad de encontrarme un sentido jamás habría viajado sola y soportado lo que tuve que pasar. 
No sé cómo logré regresar de nuevo a casa, pero lo hice, perdida y sin ése sentido que "se hizo oculto". Tampoco. En cambio regresé con algo que ahora conozco, algo que en Psicología llaman crisis existencial. Es más, con el me fui y me vine, siempre estuvo ahí. 
Seguí sin saber qué quería, en cambio seguían surgiendo preguntas existenciales pero ahora aún más allá de mí, ya no era "¿qué quiero ser?", sino "¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?", preguntas que me creí tan responsable y capaz de responder que fue como entré a estudiar Filosofía, de la que deserté pues entré con la firme convicción de que ésas respuestas se me darían automáticamente. Además cómo iba a responder preguntas sobre la humanidad si no me conocía yo como individuo.

Pasaron tantas situaciones desde que me gradué de preparatoria de las que me siento privilegiada, situaciones que jamás advertí que se fueron... sólo se fueron, y situaciones que tampoco me dieron sentido, de todos modos (situaciones).

Hoy aprecio cada situación que pude vivir, hoy agradezco por todas aquellas personas que pude conocer, los lugares a donde pude ir, y las inmensas lecciones que aprendí. Hoy más que nunca sé que "lo maravilloso de los recuerdos es que nadie puede quitármelos" (B.B. King), lo que viví es incomparable y no puedo describirlo con palabras ni símbolos, como dijo alguna vez Mario Bunge, tal vez si me mirasen contemplando una foto de lo que fue la mejor experiencia de mi vida pudieran tener una noción de lo que fue. Mi mejor experiencia porque aprendí que el sentido de mi vida no está en ninguna persona, no está en cierto lugar o una actividad determinada, tampoco se encuentra sobre el clima que tenga el país donde viva, o si es pacífico o no, ni en la política mierdera de México, el sentido de mi vida no se encuentra en vivir en el país que todos digan sea mejor, ni si el autobús de acá siempre va retacado y allá sólo con los pasajeros suficientes, no se encuentra en la sonrisa de alguien atractivo, aunque éste diga quererme, por supuesto que tampoco en todo y en todos los que extraño. 

No soy experta en éso de dar un sentido a la vida, ya se sabe... no sé realmente si los sentidos de las vidas se forjen, se creen, se vivan en cada instante, sean momentáneos, relativos, tengan que ver con una persona u objeto encontrados, no sé si tengan que ver con el estado de ánimo, o lo que se vaya logrando, en las metas propuestas, pero al menos puedo hablar sobre mi propio sentido de la vida:
Sigo buscando uno... a veces me canso de hacerlo, pero tomo aire. Y lo bueno es que ahora sé donde no debo buscarlo, en nada que sea exterior, y abarque kilómetros o se pague con dólares, ni en nadie que luzca como una buena oportunidad. Ahora sé que si mi sentido no lo encontré exteriormente, por descartación sé que seguro lo encontraré interiormente. Sólo necesito zambullirme, interiorizarme un poco más, y sé que dentro de poco encontraré mi misión en esta vida tan pero tan pero taaan mortal.
Mientras sólo toca escuchar la pista 9 de Amélie, siendo las 10:43 p.m. del Viernes, 08 de Febrero de 2013 (¡dice el calendario!). Por hoy es todo, disfruto de estudiar Psicología humanista, por hoy digo que es justo lo que quería, por hoy me fascina que incluso digo que moriría en el intento de ejercerla. Por hoy hasta voy a una escuela gnóstica y me late. ¿Mañana dios dirá?. Mañana yo no sé, ¿mañana dios dirá?. Ni siquiera tú sabes. ¿Dios dirá?...

Barranca Huéntitan-Oblatos. 
Fotografía tomada por Cielo Anayantzin, 
"elegir un camino".


3 comentarios:

  1. último libro leído recomendado:
    El hombre en busca de sentido. Viktor E. Frankl.

    ResponderEliminar
  2. Quien sabe, yo nunca me he preguntado cual es el sentido de mi vida, porque es una pregunta muy complicada de responder, saludos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ‎"All my life I've been trying to find my place in the World"

      Eliminar

Otra vez para Anayantzin: